Históricamente, el comercio internacional se ha centrado en un problema que no debe subestimarse: la insidiosa propagación de organismos nocivos, virus y bacterias a través de las mercancías, contaminadas por estos elementos no visibles a simple vista. La cuestión se ha vuelto aún más delicada con la globalización, que ha intensificado aún más los contactos entre los países, y no ha perdonado a ningún sector, ni siquiera a la industria maderera: de hecho, los palés y embalajes pueden ser un vehículo para organismos potencialmente peligrosos para la integridad de los bosques y cultivos extranjeros, o incluso para la salud humana.
Para cortar el riesgo de raíz, sin tener que interrumpir el lucrativo flujo comercial, las Naciones Unidas, a través de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) actuaron con firmeza a principios del milenio al promulgar la normativa NIMF15 (Normas Internacionales para Medidas Fitosanitarias n.º 15), que resuelve la cuestión indicando el tratamiento de saneamiento al que debe someterse la madera antes de su expedición: un proceso que tiene en el secado su piedra angular fundamental.
Qué es la norma NIMF15 de la FAO y los países implicados
La norma NIMF15 es un reglamento de medidas fitosanitarias aplicables a los embalajes de madera en bruto, cuyo objetivo es reducir la propagación de organismos nocivos de un continente a otro. Para conseguirlo, exige que los materiales y envases de madera se sometan primero a tratamientos específicos, sobre todo térmicos, y después se marquen con una marca indeleble que los haga inmediatamente reconocibles (cada país tiene su propia versión de la marca IPPC/FAO y la versión italiana de esta norma es la certificación FITOK): solo en estas condiciones un palé o un embalaje de madera puede incluirse en el tráfico internacional de mercancías.
La norma, aprobada en 2002 y basada en el principio de adhesión voluntaria, fue suscrita inicialmente por 118 países, entre ellos Estados Unidos y sus principales socios comerciales, incluida Italia (por suscripción se entiende que los Estados están de acuerdo con la norma, pero sin la obligación de hacerla obligatoria en sus normativas nacionales). A lo largo de su historia, ha sufrido tres revisiones (2006, 2009 y 2013) y hasta la fecha hay más de 70 países que exigen necesariamente la marca:
- Europa: Federación Rusa, Noruega, Portugal, Serbia, Turquía y Ucrania.
- América del Norte y Central: Canadá, Islas del Canal, Costa Rica, Cuba, Distrito de Columbia, Jamaica, Guam, Guatemala, Honduras, Islas Marianas del Norte, Islas Vírgenes, México, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana, Samoa Americana, Estados Unidos, Trinidad y Tobago.
- América del Sur: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
- Asia: Arabia Saudí, China, Filipinas, Japón, Jordania, India, Indonesia e Israel,
Corea, Líbano, Malasia, Omán, República de Georgia, Seychelles, Siria, Singapur, Sri Lanka, Taiwán, Tailandia y Vietnam. - África: Argelia, Costa de Marfil, Egipto, Kenia, Lesoto, Malaui, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Túnez.
- Oceanía: Australia, Nueva Zelanda, Polinesia Francesa, Samoa.
Entre los miembros de la UE, el uso de embalajes tratados según la norma NIMF15 no es obligatorio, a excepción de los procedentes de Portugal.
La idoneidad de los palés y embalajes según la normativa
Entremos ahora en los meandros más técnicos de la normativa, y veamos en qué consiste en detalle el tratamiento previo al envío y cómo se regulan realmente los palés y los embalajes. Para eliminar cualquier organismo nocivo de la madera, la NIMF15 indica que se proceda a una acción térmica. Sin embargo, este supuesto ha cambiado con el paso de los años: en una época se utilizaba la fumigación, es decir, un tratamiento que incidía en los palés mediante bromuro de metilo, que desde 2010 es ilegal en la UE debido a la toxicidad de este gas. Por eso, en tiempos más recientes, ha sido sustituido por el tratamiento HT (alta temperatura), que consiste en someter el núcleo de la madera de palés y embalajes a una temperatura de 56° en hornos especiales durante 30 minutos: de este modo, alcanzan un grado de purificación que permite transportarlos por todo el continente, sin afectar a los entornos a los que están destinados.
Tras el tratamiento HT, que en realidad dura media hora, pero forma parte de un ciclo que puede variar su duración de 6 a 10 horas según la estación (al fin y al cabo, la temperatura, para no partir la madera, debe acelerarse gradualmente y, evidentemente, lleva menos tiempo en verano), puede aplicarse el sello indeleble de idoneidad. Su estructura es la siguiente: junto al logotipo con la espiga de trigo de la CIPF, destacan el código del país, el código de la región y el código del fabricante, que resaltan sobre la sigla HT, que atestigua el tratamiento a alta temperatura. Solo si coexisten estos dos elementos (tratamiento HT y certificación) podrán exportarse palés y embalajes más allá de las fronteras de la Unión Europea.
Por qué el secado de madera es esencial para cumplir el protocolo
En pocas palabras, el secado es el proceso por el que se elimina la humedad de la madera. Esto la purifica y esteriliza, haciéndola apta para los usos que le damos a diario. Entre ellos se incluye el comercio internacional: de hecho, ¿qué es el tratamiento HT sino un proceso de secado parcial que elimina los organismos nocivos de los palés y embalajes de madera? No puede definirse como completo, porque el procedimiento HT no elimina el 100% de la humedad (el secado lleva mucho más tiempo: piénsese que para obtener un contenido de humedad de la madera del 18% es necesario dejar el material en la cámara de secado durante 36/72 horas) pero, en cualquier caso, se desarrolla según los principios del secado, que es por tanto un proceso fundamental para entrar dentro de los parámetros establecidos por el protocolo de la NIMF15. Y no importa si no elimina completamente los restos de humedad: la norma no da ninguna indicación sobre el contenido final de agua de la madera.