El proceso que corresponde a la separación sólido-líquido se denomina secado y tiene una importancia fundamental en el tratamiento de la madera. ¿Por qué? Sencillo: cuando este material se encuentra en la naturaleza, contiene grandes cantidades de agua, lo que merma sus requisitos de resistencia y durabilidad para su uso en diversas actividades humanas.
Es cierto que los troncos de los árboles liberan parte de su contenido de agua cuando se talan, pero no es suficiente, porque se trata solo del agua libre, la que ocupa los espacios vacíos de la estructura leñosa (llamados vacuolas): las mayores cantidades en su interior son el agua de saturación, que impregna las paredes celulares de la madera y se libera durante un período de tiempo mucho más largo. Por tanto, es aconsejable facilitar este proceso de deshumidificación procediendo con el secado, de modo que la humedad del interior de la madera se reduzca a umbrales que permitan su utilización en un plazo razonable.
Fases y duración del proceso de secado de la madera
El tiempo, como sugiere la introducción, es un discriminante decisivo en el proceso de elaboración de la madera, en el que el secado (o curado) desempeña un papel decisivo. Lo que hay que saber, sin embargo, es que este procedimiento puede llevarse a cabo de dos formas distintas, de forma natural o de forma artificial, que implican fases y duraciones diferentes:
– Secado natural. Se trata de un proceso que tiene lugar al aire libre: la madera, cortada en trozos calibrados según el uso final que se le vaya a dar, se apila ordenadamente en tablones, bajo cobertizos o marquesinas abiertas por los lados, de modo que se garantice la protección contra el agua de lluvia y la luz solar, pero también el paso del viento. A continuación, entre cada hilera, se colocan separadores para permitir una circulación de aire adecuada, y así comienza el proceso de curado, que consiste en la liberación de agua y el secado. La duración total del proceso varía en función de los factores ambientales/climáticos (que son variables y pueden causar retrasos), del tipo de madera en cuestión y de su uso final, por lo que es bastante impredecible. La única certeza, sin embargo, es su excesiva duración, que no se ajusta al tiempo que exige el mercado actual: normalmente, el secado natural no suele durar menos de un año.
– Secado artificial. A diferencia del secado natural, el secado artificial tiene lugar en ambientes cerrados, más concretamente en hornos especiales que actúan sobre la humedad de la madera regulando la temperatura y el flujo de aire. Estas posibilidades de gestión de los factores decisivos del secado se traducen en plazos mucho más cortos (que van de unas horas a unos días, según la madera que se vaya a secar) y dependen de las distintas máquinas capaces de realizar este proceso, a las que corresponden distintos tipos de secado artificial:
- Secado convencional: la madera se coloca en cámaras aisladas donde el aire y la humedad pueden controlarse, acelerando el proceso según las necesidades.
- Secado por condensación: ideal para las maderas más delicadas, se realiza a bajas temperaturas y vigila constantemente la madera para que no sufra daños.
- Secado de alta temperatura: es el método más rápido y consiste en hacer pasar campos eléctricos de muy alta frecuencia a través de las tablas de madera.
- Secado al vacío: se realiza en cámaras metálicas herméticas en las que la presión atmosférica disminuye considerablemente. La baja presión acelera el procedimiento de secado hasta temperaturas inferiores a 80° C. Sin embargo, este proceso implica el uso de grandes cantidades de energía, por lo que, con el vacío, el coste final de producción aumenta considerablemente.
El secado natural y artificial de la madera
Analicemos ahora los aspectos más relevantes que se derivan de la comparación de ambos procesos. No cabe duda de que la ventaja más clara y evidente a favor del secado artificial radica en su corta duración, y esto ciertamente no necesita explicación. Pero también hay otros factores que contribuyen a que sea el proceso de curado más rentable y eficaz.
De hecho, además del tiempo, el secado natural tiene otras limitaciones. En primer lugar, la absoluta contingencia a la que está sometida: sobre ella pende no solo el tipo de madera para secar, sino también la estacionalidad. Como tiene lugar al aire libre, debe calibrarse en función de la época del año, ya que los factores climáticos pueden afectarla o incluso comprometerla. Además, no es capaz de reducir el contenido de humedad por debajo del 12%, lo que la hace inadecuada para aquellas maderas destinadas a procesos específicos, como el parqué, que requieren un menor contenido de agua en la estructura de la madera.
El secado artificial, en cambio, puede realizarse en cualquier momento y producir madera curada que puede utilizarse en cualquier contexto. La única crítica que se hace a este proceso es que podría conducir a una acción demasiado agresiva contra la madera, comprometiendo su estructura. Pero, en realidad, el problema no se plantea: basta con utilizar la maquinaria adecuada al curado que se va a realizar. Para ello, Incomac ofrece un amplio abanico de posibilidades.
Las ventajas de las instalaciones de secado: nuestras soluciones
Las instalaciones de secado Incomac, al poder realizar cualquier tipo de curado y ofrecer ventajas específicas en virtud de sus peculiaridades, son adecuadas para el tratamiento de cualquier especie de madera. En cuanto al secado convencional, disponemos de tres soluciones (Icd, Tag e Idv), que actúan sobre la madera mediante el principio de intercambio de aire y pueden alimentarse con cualquier fluido térmico o fuente de energía. A continuación, en el ámbito del secado por condensación, proponemos las instalaciones Mac y Mac_Hybrid, que utilizan para sus fines la recirculación interna y la deshumidificación del aire, distinguiéndose por el circuito frigorífico situado en su interior: este, a través de una bomba de calor, reduce el consumo de calor necesario en aproximadamente un tercio.
El secado acelerado, para la modificación estructural y del color de la madera y su estabilización, es lo que nuestra maquinaria de alta temperatura implementa con gran eficacia: las cámaras de vaporización Vap y las instalaciones de tratamiento térmico Iht trabajan a temperaturas operativas superiores a 90 °C, garantizando resultados de máxima calidad. Concluimos con nuestras propuestas especiales, que no solo pueden aplicarse a áreas específicas de la industria de la madera (como las cámaras de secado Pal, que tratan térmicamente los palés, volviéndolos aptos para la norma NIMF 15 ), sino que también invaden el ámbito del presecado (las instalaciones Pre permiten el almacenamiento de madera aserrada a baja temperatura en grandes superficies y en un entorno aislado) o incluso otros sectores industriales (las instalaciones de secado Ind).