Entre los muchos recursos para la calefacción doméstica, la leña seca sigue siendo una opción asequible y sostenible. Sin embargo, hay consideraciones que siempre hay que tener en cuenta al utilizar este material, es decir, debe estar bien seca y sin demasiada humedad.
En este artículo exploraremos las razones por las que esta solución sigue siendo una opción óptima, analizando sus ventajas y los secretos para reconocer la mejor leña. También intentaremos responder a una de las preguntas más frecuentes: ¿cómo secar la leña rápidamente?
Cuanto más seca, mejor: las ventajas de la leña seca
Como ya hemos mencionado, el secreto para aprovechar todo el potencial de la leña es solo uno: el nivel de secado. De hecho, la leña debe estar bien seca; cuando todavía contiene un alto porcentaje de humedad, durante la combustión se «desperdicia» gran parte de la energía y el calor producidos debido a la evaporación del agua. En resumen, ¡se reduce toda la eficacia del proceso de calentamiento y aumentan los residuos nocivos producidos!
Para evitarlo, la leña debe secarse adecuadamente. Si esto ocurre, la humedad se reduce dentro de unos límites predeterminados, con lo que se consigue una combustión eficaz que no solo redunda en una mayor eficiencia energética, sino también en una reducción de las emisiones nocivas liberadas al medio ambiente, así como en un menor mantenimiento de chimeneas y estufas.
El consumo de este material también puede reducirse mediante el secado. Cuando la leña está bien seca, mantiene una llama estable y duradera durante la combustión, sin necesidad de añadir troncos nuevos para reavivar el hogar. De este modo, también es posible beneficiarse de una calefacción constante en el interior de la habitación y, por tanto, de un mayor confort de vida para los ocupantes de la casa.
Así, hemos podido comprobar que el uso de leña seca sometida a un proceso de secado previo resulta ventajoso desde varios puntos de vista:
- Aumenta la eficiencia energética y la potencia calorífica
- Se reducen las emisiones de humos y contaminantes
- Aumenta el confort de vida
- Se reduce el mantenimiento necesario para limpiar el lugar de combustión y la chimenea correspondiente
Criterios a tener en cuenta para elegir una buena leña
Al seleccionar la leña, es importante prestar atención a varios criterios para asegurarse de obtener un material de calidad. En primer lugar, es necesario comprobar el contenido de humedad de la leña, que debe ser inferior al 20%. Esto puede medirse con un higrómetro o evaluando la presencia de grietas y fisuras en la madera, que es un signo de secado completo.
Además, es aconsejable elegir leña procedente de árboles duros, como el roble, el haya o el fresno, ya que suelen tener mayor densidad y arden más lenta y uniformemente que la leña procedente de árboles blandos. En el caso del secado natural, es preferible cortar la leña y dejarla secar durante al menos seis meses o incluso un año entero, con el fin de reducir la humedad que contiene para que el proceso de combustión pueda tener lugar de forma eficiente y sostenible.
Por último, también es importante tener en cuenta el tamaño y la forma de la leña. Los troncos deben cortarse en trozos de tamaño uniforme, lo que facilita la gestión y el encendido del fuego.
Bancadas de leña y soluciones de secado
Para quienes deseen producir leña seca por sí mismos, existen varias soluciones prácticas para secar las bancadas de leña de forma natural. Uno de los métodos más comunes es el uso de un depósito o una cubierta bien ventilada, donde se pueden almacenar los troncos para permitir el paso del aire y facilitar el proceso de secado fisiológico, que puede durar hasta más de un año.
En este caso, es importante asegurarse de que la leña esté levantada del suelo para evitar el contacto con la humedad de la tierra y que esté expuesta al viento y al sol para acelerar el proceso de secado. Sin embargo, el secado natural es menos eficaz y rápido que el artificial, y las soluciones caseras no siempre conducen a resultados óptimos.
Una opción más eficaz y práctica es el uso de un horno de secado, más conocido como secadero de leña. Esta máquina permite controlar con precisión la temperatura y la humedad de la leña dentro de la cámara de secado.
Los sistemas de secado de madera pueden ser especialmente útiles en las regiones con climas húmedos o en las situaciones en las que se desea acelerar el proceso de secado sin tener que esperar demasiado.
Otra posibilidad es comprar leña ya secada a proveedores especializados, equipados con instalaciones de secado especiales, que ofrecen productos de alta calidad listos para usar. Esta opción puede resultar especialmente cómoda para quienes no disponen de espacio o tiempo suficientes para secar la leña de forma independiente, al tiempo que garantiza un producto de alta calidad y un rendimiento óptimo.
En Incomac, hemos diseñado y desarrollado varias soluciones de secado de madera, incluidos sistemas dedicados a la leña como: instalaciones de secado por fluido térmico ICD y los secaderos con bomba de calor Mac y Mac Hybrid.